¡UN
ROTUNDO NO AL USO ABUSIVO DE PSICOFÁRMACOS EN NIÑOS Y ADOLESCENTES! Un
rotundo NO a quedarnos en diagnósticos que no aportan nada, a parte de
señalar las drogas más adecuadas para su "tratamiento". Esa es nuestra
filosofía y nos sentimos cansados de encontrar este tipo de encuadres y
mensajes dirigidos a personas que nos piden ayuda ...nada mejor que
expresarlo con un pasaje del libro "Tenemos que hablar de Kevin", muy recomendable, un libro para pensar:
"...Los profesores de Kevin -con la excepción de Dana Rocco- nuncan
comprendieron que, en lo más íntimo de su ser, era un insatisfecho, y
optaron por atribuir el escaso aprovechamiento escolar de nuestro hijo a
un trastorno que ahora está de moda: la deficiencia de atención.
Necesitaban encontrar algo mecánico que fuera mal en él, porque las
máquinas averiadas pueden ser reparadas. Era más facil tratar una
incapacidad pasiva que abordar el problema, mucho más dificil, de una
tremenda e incoercible falta de interés. Es evidente que la capacidad de
atención de Kevin es muy grande: sólo hay que ver sus laboriosos
preparativos para aquel jueves, o lo bien que conoce a los actuales
integrantes del cuadro de honor de los asesinos en serie, incluyendo
detalles como el número de peces que tenía Uyesugi. Si dejaba tareas sin
terminar, no era porque no pudiera acabarlas, sino precisamente porque
podía..."
Tenemos que hablar de Kevin
Lionel Shiver
martes, 2 de diciembre de 2014
miércoles, 12 de noviembre de 2014
lunes, 27 de octubre de 2014
lunes, 29 de septiembre de 2014
jueves, 18 de septiembre de 2014
La importancia de llorar
Hasta la fecha, ha habido interesantes especulaciones sobre
el potencial valor curativo de las lágrimas. El estrés produce un desequilibrio
químico en el cuerpo, y algunos investigadores teorizan que las lágrimas se
llevan las sustancias tóxicas y ayudan a restablecer la homeostasis en el
organismo. Distintos autores señalan que el contenido químico de las
lágrimas producido por el estrés emocional es diferente del de las lágrimas
secretadas por causa de la irritación de los ojos (como cuando pelamos una
cebolla, por ejemplo). Sustancias
químicas de nuestro organismo como la noreprinefina y la noradrenalina
(segregadas en situaciones de estrés) pudieran
jugar un papel importante en este proceso, estando presentes en las lágrimas
emocionales. De este modo, las lágrimas ayudarían a aliviar el estrés
emocional, disminuyendo la inervación del sistema nervioso simpático producido
precisamente por estas mismas sustancias químicas.
Si traducimos estos avances a un plano psicológico, y
entendiendo que llorar por llorar, no es necesario, si debiera ser una prioridad en aquellos
momentos en los que el cuerpo nos de señales de dicha necesidad,
independientemente de que la cultura, el contexto o situación determinen por
convencionalismo, que no es el lugar o el momento apropiado. En dicho caso,
habrá que construir el contexto adecuado para propiciar el llanto que nos pide
nuestro organismo y hacerlo una prioridad. Al igual que no posponemos para el
día siguiente tomarnos una aspirina si tenemos un intenso dolor de cabeza, no
es de recibo esperar a llorar cuando ya no tengamos ganas y quedarnos con el
malestar metido en el cuerpo.
jueves, 11 de septiembre de 2014
miércoles, 13 de agosto de 2014
jueves, 31 de julio de 2014
miércoles, 23 de julio de 2014
lunes, 14 de julio de 2014
miércoles, 25 de junio de 2014
¿Qué dice la anorexia? ...Una mirada crítica a los abordajes psico-comunes.
Los trastornos
de alimentación clásicamente se han relacionado con la cultura del mundo
occidental, el culto a una imagen
normativa, en consonancia con una sociedad vanidosa, que prima la belleza en
molde, la belleza prototipo, estática y
pautada, donde la apariencia se relaciona con el poder y el reconocimiento.
La narrativa
dominante respecto a los trastornos de alimentación que llega a la mayoría de
los estudiosos de la materia y a la sociedad en general, es la de trastorno de
alimentación como enfermedad, que según el modelo bio-psico-social imperante,
está causado por un entramado de factores predisponentes y precipitantes
(rasgos de personalidad, características familiares, sucesos estresantes…) y
que, concretamente, la anorexia se caracteriza por una negativa a alimentarse o un miedo desproporcionado a engordar
acompañado de una alteración en la percepción del peso, la talla o la silueta
corporal y un pensamiento obsesivo acerca de la comida, las calorías y el
cuerpo.
Estás
características psicopatológicas “propias” de la anorexia son rescatadas de
comités de expertos en la materia y de
investigaciones científicas tradicionales reduccionistas, cuyas teorías y
modelos explicativos de base les llevan a escudriñar con precisión cualidades defectuales de distinto tipo
(cognitivas,neurobiológicas…) que den cuenta de manifestaciones
comportamentales y psicológicas situadas al margen de los distintos criterios
normativos de salud mental.
Siguiendo a Rafael Matas, Psicólogo Clínico y
Supervisor docente en Psicohuma, ante la demanda creciente, la psicología y
la medicina suelen responder, quizás como autodefensa frente a la impotencia
terapéutica, con un amplio despliegue de datos de psicopatología, de manifestaciones clínicas y
la evolución de la anorexia como
"enfermedad".
Desde esta
perspectiva, la condición de enferma, paradójicamente, pone en marcha un
engranaje discursivo en la red social y asistencial que termina teniendo a
estas mujeres cautivas de una identidad de “anoréxicas”, diluyendo su capacidad y su potencialidad de asumir responsabilidad
por sus actos y de constituirse en sí mismas socialmente como agentes de sus
propias vidas.
Dirigir la
mirada al síntoma, y olvidar a la persona y su complejidad, no es algo fortuito
que ocurra exclusivamente en los trastornos de alimentación (hágase una
analogía con el trastorno de déficit de atención con/sin hiperactividad, tan de
moda en estos tiempos posmodernos, y con consecuencias devastadoras para los
niños), en esencia es la manera de proceder, empíricamente validada, ante
cualquier manifestación juzgada por profesionales como anormal y que requiera
la participación de un experto neutral
que psicoeduque y/o medique al paciente
sintomatológico, y mediante pruebas de realidad y verdades como puños,
consiga redirigir su pensamiento defectuoso y su proceder insólito.
En consonancia
con lo expresado por Tom Andersen “No
puedo describir aquellas partes de la vida a las que no presto atención y sobre
las cuales, por ende, no me concentro”, y trasladado al ámbito de los
trastornos de alimentación, existe el riesgo de concentrarnos en todo un
despliegue de sintomatología centrada en la delgadez y negativa a comer haciendo que los arboles
no nos dejen ver el bosque. Y este bosque no es otro que la persona individual
única que sufre y construye su experiencia en un contexto determinado y
complejo con distintos niveles de influencia recíproca.
Por nuestra
parte, y queriendo ir más allá de los trastornos
_en_ la alimentación, al ser estos síntomas una consecuencia de un problema
más complejo, planteamos un modelo explicativo basado en nuestra experiencia clínica con personas diagnosticadas de
anorexia nerviosa.
Desde nuestro
punto de vista, la anorexia, en algunos
casos equivale a un rechazo radical
de la comida, del cuerpo, de sí mismo, como un modo de permanecer estáticas, en
una actitud que atenta contra la misma naturaleza, lo que equivale a la
autodestrucción. Desde esta posición, la paciente (en el 90% de los casos son
mujeres) rechaza doblegarse a las exigencias de un entramado social (gobernado
por la opulencia-saturación y el papel nutricio de la mujer) que acarrea su
aniquilación como persona, al igual que su cuerpo rechaza la ingestión de
comida. En definitiva, es en esta posición donde la salud está gravemente
amenazada.
En otros casos,
los más frecuentes afortunadamente y aquellos con un mejor pronóstico en todos
los sentidos, el síntoma anoréxico no equivale tanto a un rechazo, sino a una problematización de la comida, de la imagen
corporal, de las relaciones familiares y sociales. En un discurso social basado
en la competitividad, el individualismo y el éxito, el único objetivo es el ser
distinta, transformar sus condiciones de vida, por una tendencia a sobrevalorar a los demás y
despreciar lo que ellas son. Desde esta posición, la paciente se rebela contra
su aspecto físico, de lo único que se
siente dueña es de su propio cuerpo y hacia él encamina todos sus
esfuerzos.
En un mundo
donde no hay lugar para otra cosa que no sea la competitividad y el éxito,
muchas personas se sienten a sí mismas
despreciables. Todas las comparaciones se transforman en una mortificación, conformando un autoconcepto
y una autoestima muy deteriorados. En definitiva, desde esta posición, la paciente
con sintomatología anoréxica buscaría con su
actitud una especie de autodefinición,
construir un modo de verse a sí misma distinto que
autoafirme su propia existencia
individual. Para estas mujeres lo
importante, en el fondo, no es estar
delgadas, sino llegar a ser ellas
mismas. Lo que habría que procurar es
que, para ello, no tuvieran que pagar un
precio tan alto.
domingo, 27 de abril de 2014
GRUPO DE SUPERVISIÓN DE CASOS CLÍNICOS
La supervisión en psicología clínica y psicoterapia es un
recurso muy útil para el aprendizaje continuado, el desarrollo y el intercambio
profesional.
Desde el Centro de Psicología Clínica y Psicoterapia
Psicohuma ofrecemos un servicio de supervisión en el ámbito
sociosanitario, dirigido a:
- Profesionales particulares dedicados a la intervención psicosociosanitaria (psicólogos, psiquiatras, trabajadores sociales, educadores sociales...) que desean desarrollarse profesionalmente y aumentar la eficacia de sus intervenciones.
- Equipos de trabajo e instituciones dedicados a la intervención psicosociosanitaria (servicios psicosociales, sanitarios, educativos,...), que deseen espacios compartidos para promover la colaboración y el desarrollo conjunto y aumentar la eficacia de sus intervenciones
jueves, 24 de abril de 2014
miércoles, 2 de abril de 2014
jueves, 20 de marzo de 2014
martes, 4 de marzo de 2014
Obstáculos
Voy andando por un sendero.
Dejo que mis pies me lleven.
Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras.
En el horizonte se recorta la silueta de una ciudad. Agudizo la mirada para distinguirla bien. Siento que la ciudad me atrae.
Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo que deseo.
Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis ambiciones y mis sueños están en esta ciudad. Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo cual aspiro, o que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis éxitos.
Me imagino que todo eso está en esa ciudad. Sin dudar, empiezo a caminar hacia ella.
A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba. Me canso un poco, pero no me importa. Sigo. Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino. Al acercarme, veo que una enorme zanja me impide mi paso.
Temo… dudo. Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente. De todas maneras decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto… Consigo pasarla. Me repongo y sigo caminando.
Unos metros más adelante, aparece otra zanja. Vuelvo a tomar carrera y también la salto. Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado.
Me sorprende un abismo que detiene mi camino. Me detengo. Imposible saltarlo. Veo que a un costado hay maderas, clavos y herramientas. Me doy cuenta de que está allí para construir un puente. Nunca he sido hábil con mis manos… Pienso en renunciar. Miro la meta que deseo… y resisto. Empiezo a construir el puente. Pasan horas, o días, o meses. El puente está hecho. Emocionado, lo cruzo. Y al llegar al otro lado… descubro el muro. Un gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños… Me siento abatido… Busco la manera de esquivarlo. No hay caso. Debo escalarlo.
La ciudad está tan cerca… No dejaré que el muro impida mi paso. Me propongo trepar. Descanso unos minutos y tomo aire…
De pronto veo, a un costado del camino un niño que me mira como si me conociera. Me sonríe con complicidad. Me recuerda a mí mismo… cuando era niño.
Quizás por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja: -¿Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo?
El niño se encoge de hombros y me contesta: -¿Por qué me lo preguntas a mí?
Los obstáculos no estaban antes de que tú llegaras… Los obstáculos los trajiste tú.
-Jorge Bucay-
lunes, 27 de enero de 2014
miércoles, 8 de enero de 2014
viernes, 3 de enero de 2014
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